El mayor reto en este tipo de fotografía es transmitir las sensaciones que provoca una obra que ocupa un espacio en 3D mediante una imagen impresa en 2D.
Por eso algunos de los aspectos fundamentales a la hora de abordar la fotografía de esculturas, como una iluminación que defina el espacio y su profundidad, o la reproducción precisa de los colores y las texturas son tareas a las que prestamos gran atención, pues sin ellas se perdería uno de los aspectos más importantes en este arte: el volumen y la perspectiva del observador frente a la obra.
Por supuesto el tratamiento del color, los ajustes de tonos y las densidades, en función del medio en que van a ser reproducidas, nos ayuda a obtener imágenes con un altísimo nivel de calidad que reproduzcan en cualquier medio las sensaciones del observador que antes describíamos.